
Motivación, acción voluntaria y criminalidad.
Carlos Alberto Vidal Reyes ps.
Algunas teorías sobre la motivación plantean que ante un estado general de malestar o de excitación no calmada, se intenta buscar una conducta o actividad que libere esa tensión. Lo anterior es común para casi todas las personas en diferentes tiempos y culturas. Las variables motivacionales del delincuente actúan como activadores de la acción voluntaria y permiten seleccionar objetivos. Con la decisión individual de un delincuente a actuar y las motivaciones que le llevan a hacerlo, se despliegan el impulso, la activación fisiológica, los pensamientos superiores, funciones ejecutivas de planeación, y proyección del comportamiento, cogniciones y otras funciones que sustentan todos los tipos de motivación humana. ¿Que o cual es la diferencia entre unos y otros? La motivación del delincuente y en especial el delincuente psicópata es libre? , es decir cuenta con todo el aparataje psíquico, fisiológico, neural y funcional necesario para un adecuado comportamiento social. La corteza pre frontal esta encargada de los procesos integradores y reguladores del comportamiento, su estrecha y abundante conexión con estructuras subcorticales del sistema límbico como la amígdala indican la importancia de la información emocional en la regulación del comportamiento dirigido a metas y la inhibición de conductas inadecuadas para la acción social. Es decir que la corteza pre-frontal es nuestro regulador y proyector de la acción voluntaria, de la motivación y de las estrategias y despliegue de conductas. El comportamiento criminal y psicopático pueden ser rastreados en el cerebro humano, deficiencias en los procesos de inhibición y proyección del comportamiento así como en el procesamiento de información emocional son el sustrato de conductas tan aberrantes como la violación, y el homicidio. El estudio del cerebro y el avance de la neurociencia en el estudio de la psicopatía y la criminalidad responderán la pregunta de hasta donde son “libres” los sujetos delincuentes de elegir y proyectar su conducta y esta pregunta también se cierne sobre todos nosotros y es ¿hasta qué punto somos libres?, ¿hasta donde poseemos un libre albedrio? o ¿hasta donde decidimos y hacemos lo que nuestro cerebro tenga la capacidad de hacer o de percibir? El estado de consciencia y la capacidad de autodeterminación son conceptos de trascendencia jurídica e implican un criterio a la hora de restringir la libertad de una persona, se trata de determinar hasta donde su acción fue voluntaria, planeada, premeditada y calculada, términos que refieren a funciones superiores del pensamiento, es decir planeación y función ejecutiva. Si la toma de decisiones depende del adecuado funcionamiento cerebral y de la integración de información cognitiva y emocional, entonces tendríamos en el individuo psicópata y delincuente, una toma de decisiones que ejecuta su acción desde la ausencia de integración y procesamiento de información emocional, o desde la disfunción selectiva de dicho proceso, es decir desde un cerebro “particular” y diferente en su funcionamiento y acción.
Es inquietante como la ciencia moderna pueda dar respuesta a otro de los grandes enigmas humanos, como es nuestra naturaleza agresiva y violenta, al futuro el horizonte debe ser encontrar las variables involucradas en el desarrollo de la criminalidad, para de esta forma prevenir su aparición.